Juniors MD, más unido que nunca frente a la DANA
Centros, Zonas, Vicarías y otras asociaciones centradas en la infancia han donado material para facilitar la vuelta a la normalidad
Tesorería Diocesana ha invertido más de siete mil euros en cuestiones relacionadas con esta tragedia
Ya están disponibles las Ayudas de Campamentos, de las que este año también pueden beneficiarse las familias afectadas por la DANA
Haciendo balance del curso que termina, hay un acontecimiento que ha dejado huella en muchos de los Centros pertenecientes al Movimiento. El 29 de octubre una riada arrasó con muchos pueblos de la provincia de Valencia y provocó que todo el mundo se uniera para ayudar a aquellos que más lo necesitaban.
“No recuerdo muy bien si fue al día siguiente o a los dos días, pero puedo calificar a Juniors como una madre, una madre que nos cuida y acompaña. Desde el primer momento he sentido muestras de cariño y preocupación por parte de la Comisión Ejecutiva, la Comisión Diocesana, l’Oficina Diocesana e incluso de otros Centros”, cuenta Michel Mandende, Delegado de la Zona Camí L’Horta (Vicaría III) y Educador del Centro Sedaví, sobre el apoyo que recibieron durante esa primera semana.
Desde la coordinación de voluntarios en las semanas clave de la DANA hasta ayudas económicas, Juniors no ha querido quedarse de brazos cruzados en ningún momento. Ocho meses después sigue trabajando para que los Centros afectados puedan continuar con su misión evangelizadora.
“Lo más importante desde un principio fue que sintieran que no estaban solos en esto. Que nos preocupábamos por ellos y por la situación. Al final, siempre hablamos de que tiene que haber un acompañamiento a los Centros y creo que, en ese momento, se vio más claro que nunca”, destaca Marta Solsona, Presidenta Diocesana.
La entidad quiso comenzar a trabajar desde el principio, pero debido a cuestiones organizativas y burocráticas ajenas, no se puso en marcha la primera intervención hasta una semana después.
El 9 de noviembre, un Día Juniors Extraordinario convocó a los Educadores y Educadoras a una jornada solidaria para participar en tareas tan necesarias como la limpieza, la retirada de muebles, el reparto de comida… “Al final la gestión salió adelante porque la Comisión Diocesana y los Centros respondieron muy bien a cualquier petición. Estaban muy predispuestos a echar una mano en lo que hiciera falta”, matiza Marta.
Económicamente también se ha apoyado a los jóvenes más perjudicados por este suceso. El pasado 5 de marzo, la Tesorería Diocesana incluyo una partida extraordinaria en el Programa de Ayudas a Miembros que contaba con un presupuesto de siete mil euros destinados a la reducción del 100% de la Cuota Diocesana de los niños, niñas y adolescentes que lo necesitaran por esta cuestión.
Juan Jiménez, Tesorero Diocesano, explica que “el objetivo es que esto no fuera un peso económico más para los padres de los más jóvenes, ya que la DANA ha supuesto ya un esfuerzo importante para ellos”.
Además de la partida extraordinaria en la Ayuda a Miembros, la Tesorería Diocesana ha posibilitado que las familias afectadas por la riada puedan beneficiarse de las Ayudas de Campamentos de este año, habitualmente solo dirigidas a niños y niñas en situación de vulnerabilidad. También los Centros de poblaciones damnificadas tienen otras ventajas en esta convocatoria, abierta hasta el 10 de julio, como la posibilidad de presentar solicitudes por el doble de miembros.
Acompañamiento emocional
La asociación fue consciente desde el principio de la necesidad que había de ofrecer acompañamiento en todos los aspectos, por lo que el 4 de diciembre se dedicó un ‘Espais Socials’ a este tema. El psicólogo Ángel Felip, encargado de la ponencia, habló de la importancia de tratar correctamente la atención emocional en los momentos complicados, especialmente en la infancia.
El profesional aconsejó a los Centros “estar atentos y dar respuesta a las preguntas que plantean los niños, sin mentir ni ocultar las cosas, crear un ambiente seguro en el que el o la menor se sienta escuchado”. Además, recomendó no tratar de solucionar nada, solo escuchar y validar los sentimientos de los jóvenes sin minimizar o intentar acelerar el proceso dando soluciones rápidas.
En resumen, Felip trasladó que “cada niño es un mundo, cada suceso es distinto y, aunque lo más habitual es que un suceso así no derive en un problema, no es excusa para dejarlo de lado y no hacer nada. Se trata de estar, acompañar y no ser un impedimento”.
No solo la Comisión Ejecutiva se ha preocupado por acelerar al máximo la recuperación. Los Centros también han querido colaborar. Desde la Secretaría General se compartió un formulario donde se especificaba el material perdido por la DANA para que quienes quisieran colaborar supieran lo que se necesitaba realmente. Algunos Centros voluntarios, en un ejemplo de hermandad, compraron todo el material estropeado.
Además, las Zonas de la Vicaría III (Túria, Camí l’Horta y Mestral) aprovecharon su Festival de la Canción para pedir donativos a los jóvenes asistentes, quienes aportaron un total de 1.092 euros para que Cáritas Diocesana de Valencia los repartiera.
El apoyo externo, clave
Pero la vuelta a la normalidad ha sido posible también gracias a la colaboración de muchas asociaciones que se han puesto en contacto con el Movimiento a lo largo de este tiempo para poder aportar su granito de arena.
DIDANIA, la federación de entidades cristianas de tiempo libre, de la que forma parte Juniors M.D., ha sido una pieza importante del puzle de la recuperación. “La idea inicial era que DIDANIA sirviera de nexo entre Juniors y el resto de entidades pertenecientes a la federación, buscando hacer una especie de Apadrina a un Centro”, afirma Miguel Polo, Secretario General.
“Enviamos una lista de Centros y las cantidades de material de acampada que hacían falta y DIDANIA lo distribuyó entre las entidades que la integran. De este modo, podían aportar aquello que quisieran conociendo la necesidad real”, explica Miguel. “Fue Cáritas Diocesana de Madrid quien se encargó de gran parte de la donación; compraron sacos, esterillas y mochilas y lo mandaron a la Sede para que pudiéramos gestionar el reparto”, añade.
Otras asociaciones, como el Centro Xuvenil Don Bosco de Santiago de Compostela o la Fundació Pere Tarrés, también quisieron apoyar a los Centros enviando enseres. Se recogieron cerca de 200 juegos, tiendas de campaña, sacos de dormir y mochilas, objetos que han sido distribuidos según la demanda.
¿En qué punto se encuentran los Centros ahora mismo?
“Actualmente todos los Centros están en activo y han llevado a cabo las actividades del curso, bien en sus locales, si han podido ser rehabilitados o reformados, o reubicados en las plazas del municipio. Muchos perdieron todo lo que tenían, todos los recuerdos de varios años de historia y de trabajo, pero poco a poco, con las numerosas ayudas que han ido recibiendo, han podido resurgir”, declara el Delegado de Camí l’Horta (Vicaría III).
Muchos de nuestros Centros sufrieron la tragedia, pero no solo por lo que respecta a las infraestructuras o el material. Los propios Educadores y niños vieron sus vidas completamente paradas durante semanas. “En un primer momento, el Centro no fue una prioridad. Únicamente cuando todos tuvimos limpias nuestras casas, fuimos a mirar qué había pasado. Por suerte, el material de diario estaba almacenado en un primer piso y los salones donde solemos hacer nuestras actividades se encuentran también en plantas superiores. Sin embargo, todo el material de campamento sí que lo teníamos guardado en un sótano, por lo que todo eso sí que lo perdimos”, apunta Mario Martínez, Jefe del Centro La Anunciación de Aldaia (Zona Túria – Vicaría III).
Tanto Mario como Michel coinciden en el apoyo que han sentido por parte del Movimiento, no solo de la Comisión Ejecutiva, sino de sus compañeros de Zona, que no dudaron en acudir e invertir su tiempo en esta causa. “Fuimos la población más afectada de nuestra Zona y Educadores del resto de Centros estuvieron viniendo varios días a ayudar en lo que hizo falta, no solo a nosotros, sino al pueblo en general”, recalca el Jefe de La Anunciación.
Álvaro Pérez, Delegado de la Zona Senda de la Vid y Educador del Centro Juniors de Utiel, también transmite su agradecimiento. Su Centro no tuvo daños significativos, porque se encuentra en una zona alta, pero el grupo de Educadores sí que sufrió las consecuencias de la inundación. “Lo primero por lo que me preguntaron fue por el Equipo y por cuánta ayuda se necesitaba en el pueblo”, comenta Álvaro, quien resalta que “en estos momentos es cuando de verdad se ve el amor del Señor de forma más directa; está claro que se vive durante los campamentos o el curso, pero en los momentos de tragedia, desgraciadamente, es cuando el amor sale realmente a relucir”.
“Vinieron muchos Educadores”
Michel comparte una historia muy parecida. “Vinieron muchos Educadores que lo dejaron todo para mancharse de barro y ayudar en lo que hiciera falta: sacar barro, ordenar ropa, llevar comida, estar con los ancianos, etc.”. Además, rememora que “el Movimiento desde el primer momento colaboró con los Centros y con los pueblos damnificados, contactó con las parroquias y con los Educadores, ha estado caminando junto a nosotros, junto al pueblo”. Incluso recuerda que el Pleno de la Comisión Diocesana de marzo se celebró en Sedaví con el fin de colaborar con el comercio local.
Como los Centros de la Zona Camí l’Horta, el Centro de Aldaia pudo retomar su actividad a finales de noviembre. “Aunque sí que hubo familias que se vieron afectadas, pensamos que fue positivo para los niños y niñas volver a la normalidad rápidamente”, resalta Mario. Su mayor preocupación era la compra de material de campamento. Pero, gracias al apoyo recibido, han podido adquirirlo todo a tiempo.
—
Galería de imágenes del despliegue de Juniors M.D. y sus colaboradores ante la DANA
—