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María Sebastián: “Juniors me ofreció un lugar donde desarrollar mi fe, un sitio donde poder crecer y formarme”

Aunque es consciente del trabajo que se le avecina, María Sebastián está entusiasmada y con ganas de empezar a desplegar los proyectos que está diseñando para la Diócesis. Juniors desde los 9 años y con una larga trayectoria en el Movimiento, el Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, la ha nombrado Delegada Episcopal de Infancia y Juventud en relevo de D. Virgilio González. Es el primer laico que asume este cargo, en cuya labor estará acompañada por D. Sergio Pelarda, el nuevo Consiliario de la Delegación y también Antiguo Educador.

Aunque cuando se lo propusieron sintió susto, asegura que durante el discernimiento que precedió a la aceptación “tenía mucha paz” y cree que su corazón tomó la decisión mucho antes que ella. Así que inicia con ilusión un nuevo camino en su compromiso cristiano, el que ya le ha llevado desde los 18 años a ser, además de Educadora, Jefa de Centro, Delegada de Zona, profesora de Juniors Escola d’Animadors y miembro del Equipo de la Delegación que ahora encabeza. En esta última faceta se ha centrado hasta ahora, sobre todo, en la organización de las vigilias de jóvenes y en la coordinación de las peregrinaciones de la PEJ (2022) y la JMJ de Lisboa (2023).

Entre sus retos para los próximos años están el fomento de la territorialidad, la deslocalización y el acompañamiento de los diferentes carismas, una misión para la que espera contar con la ayuda y la experiencia de Juniors M.D.

En esta entrevista nos habla, entre otros temas, de cómo se forjó su fe, de lo que significa ser la Delegada de Infancia y Juventud y del tándem que ha formado con D. Sergio Pelarda.

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¿Qué es lo primero que pensaste cuando te ofrecieron el cargo?

Si soy sincera, fue una sensación de susto. Mi primer pensamiento fue decir que no. Al menos, para llegar a planteármelo necesitaba pensarlo, rezarlo. Mi realidad en la Delegación en ese momento era más de salida. La propuesta me descolocó totalmente. D. Enrique me entendió y me dijo que no me preocupase, que lo habláramos en un tiempo y que utilizase las siguientes semanas para reflexionarlo.

¿Te lo pensaste mucho? ¿Te costó tomar la decisión?

Creo que mi corazón tomó la decisión mucho antes que yo, y lo sabía. Era muy raro lo bien que dormía con todo el discernimiento que tenía por delante. Dentro de mí tenía mucha paz, pero sentía mucho miedo a decir que sí. Tardé casi un mes en aceptar que mi respuesta iba a ser afirmativa y algo más en comunicárselo a nuestro Arzobispo.

¿Qué significa para ti haber dicho que sí a la propuesta?

Es todo un reto. Aunque es cierto que en otras diócesis ya hay laicos trabajando como delegados de Infancia y Juventud, en la nuestra siempre han sido sacerdotes. Así que es un reto y una responsabilidad. Como persona que ha estado implicada en movimientos de infancia y juventud, y habiendo trabajado en la Delegación durante ocho años, soy muy consciente de lo importante de dar lo mejor de mí para hacer un buen trabajo, teniendo en cuenta todas las realidades de nuestra Diócesis, que es grande y con una gran riqueza de movimientos y carismas.

¿Alguna vez pensaste que podrías llegar a coordinar la labor que se hace para promover y potenciar la participación de la juventud en la Diócesis?

Desde el 2016 formo parte del equipo de la Delegación, liderado por Don Virgilio. Esto había sido suficiente para mí. Es una labor que he realizado con ilusión y que me ha traído muchas alegrías. La idea inicial era dejar mi labor aquí una vez pasada la JMJ y buscar alguna otra realidad donde poder seguir desarrollándome como laica comprometida. Esto no lo había imaginado nunca, pero viéndolo ahora, creo que no hay un mejor final para mi dedicación a esta Delegación, porque podremos finalizar los proyectos iniciados y que se vieron frenados por la pandemia.

“Podremos finalizar los proyectos

iniciados y que se vieron frenados

por la pandemia”

Junto a ti está D. Sergio Pelarda, quien ha asumido el puesto de Consiliario de la Delegación y que también fue Juniors. ¿Qué papel desempeña él en la estructura de la Delegación?

Nuestra idea, y también la del Arzobispo, es que seamos un tándem en la dirección y coordinación de la Delegación. Es cierto que él en este momento tiene sus labores en el Seminario Menor como formador y no puede dedicar todo su tiempo a la Delegación. Y yo sigo trabajando, por lo que tampoco dispongo de todo mi tiempo para esta misión, pero estamos seguros de que trabajando juntos conseguiremos que la Delegación pueda llegar al máximo número de personas de nuestra Diócesis.

¿Cómo es trabajar a su lado?

No puedo decir más que cosas buenas. No es la primera vez que trabajamos juntos, estuvimos compartiendo algunos años como Delegados de Zona en Juniors y hemos coincidido en varios viajes a Taizé. Después de las primeras reuniones creo que somos muy complementarios y esto será bueno para equilibrar la gestión de la Delegación.

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¿De qué forma te ha marcado pertenecer al Movimiento?

Puedo afirmar que no seria quien soy si no hubiese encontrado el Movimiento. Almussafes no es un pueblo pequeño, pero tampoco es extremadamente grande. Durante toda mi época escolar asistí a un colegio fuera del municipio y mis padres pensaron que Juniors era un buen lugar para que pudiese hacer amigos del pueblo. No puedo estar mas agradecida por ello. No solo me dio amigos en el pueblo, sino que me ofreció un lugar donde desarrollar mi fe, un sitio donde poder crecer y formarme y, sobre todo, la posibilidad de conocer muchas realidades donde poder llevar a cabo mi vocación de entrega, ofreciendo mis carismas a mi Centro Juniors, a mi Zona, a mi Vicaria y a la Diócesis, que, sin saberlo, tanto me ha dado.

¿Crees que Juniors M.D. fue el detonante de tu compromiso con la Iglesia y la evangelización?

Creo que fue uno de los detonantes. Si tuviese que hablar de mi fe, podría decir que mi abuelo materno, Miguel, fue una de las personas que me inculcó la fe, pero no puedo olvidar que uno de los momentos de encuentro con Cristo que me cambió la vida fue durante un intensivo de Semana Santa mientras cursaba el MTL. Muchas personas dentro del Movimiento y fuera de él durante mis años de dedicación en la Diócesis han ayudado a que hoy sea quien soy.

“Uno de los momentos de encuentro

con Cristo que me cambió la vida

fue durante un intensivo

de Semana Santa

mientras cursaba el MTL”

Cada vez resulta más complicado animar a los jóvenes a vivir su fe en comunidad e involucrarles en la actividad de la Iglesia. ¿Eso desmoraliza o da fuerzas para seguir intentándolo?

Es cierto que vemos cómo muchas realidades pastorales decaen en estos últimos tiempos, y esto nos puede llegar a desanimar pensando que ya no hay nada que hacer, pero no debemos tener esta visión. Del mismo modo que muchas realidades decaen, muchas otras están creciendo y partiendo de estas nuevas realidades en auge debemos ayudar a los jóvenes a encontrar los caminos de retorno a las comunidades parroquiales, para que sean precursores de cambio. No hay nada más motivador para mí que ver a jóvenes montando lío en una parroquia que muchos creían envejecida y cómo toda la comunidad parroquial se une para apoyarles y ayudarles a ser sembradores de cambio.

¿En qué piensas en los momentos en los que ves que cuesta llegar a la juventud?

No voy a negar que muchas veces me enfado conmigo misma, con la sociedad y con el tiempo en el que nos ha tocado vivir, por todas las dificultades que esto representa, pero hay que tomarlo como un reto y un trabajo de resistencia. Muchas veces nos desanimamos cuando una actividad no tiene toda la asistencia que esperábamos, pero no debemos olvidar que la fe es algo que se trasmite, sobre todo, por el testimonio de los otros, así que, como si fuera un virus, la implicación de los jóvenes subirá de forma exponencial si seguimos trabajando en los caminos marcados.

“No debemos olvidar que la fe

es algo que se trasmite,

sobre todo, por el testimonio de los otros”

¿Puedes avanzar alguna de las ideas que tenéis para dar un impulso a la Delegación de Infancia y Juventud?

Una de las propuestas que tenemos en mente Sergio y yo, y de la que el Arzobispo se ha hecho eco, es incrementar la territorialidad, no solo en la conformación de algunos de los equipos de trabajo, sino también en cuanto a las actividades que se realicen. Además, este verano propondremos una peregrinación a Taizé durante la primera semana de agosto y el año que viene centraremos nuestra acción en dos grandes eventos: la JMJ diocesana, en noviembre, y el encuentro por el Jubileo de Roma, en verano.

¿En qué consideras que se debería incidir más? ¿Qué crees que habría que priorizar?

Probablemente sea por deformación tras todo el tiempo invertido en Juniors y su forma de trabajar, pero la territorialidad, la deslocalización y el acompañamiento de los diferentes carismas serán los pilares centrales de nuestro plan para la Delegación durante estos próximos años. La realidad de la Diócesis de Valencia es muy particular. Somos una de las Diócesis con más movimientos y realidades juveniles de España y, además, muchas de ellas son muy fuertes y capaces de mover a miles de personas. Muchas veces lo que se necesita no son muchos eventos, sino apoyo a las realidades más pequeñas y una buena red de información para facilitar que todos encuentren lo que necesitan para crecer en su fe. Creo que lo importante no es que cada uno haga de todo, sino que todos sumemos para poder llegar más lejos juntos. Además de todo esto, otro de los proyectos fundamentales que queremos promover es la mayor apertura de la Casa de los Laicos en San Lorenzo, donde esperamos poder ofrecer un lugar donde reunirse, compartir, estudiar, buscar acompañamiento…

“Muchas veces lo que se necesita

no son muchos eventos,

sino apoyo a las realidades más pequeñas

y una buena red de información”

¿De qué forma puede contribuir Juniors M.D. a avanzar hacia ese objetivo?

Claramente, por mi implicación previa en Juniors y por el tamaño del Movimiento, será uno de los que espero que pueda estar representado en los equipos de trabajo de la Delegación. Además, esperamos que nos apoye con su red territorial, para poder hacer un salto hacia la deslocalización de las actividades de la Delegación.

¿Cómo pueden colaborar los jóvenes con la Delegación? ¿Hay algún grupo de trabajo abierto a la participación de aquellos que sientan inquietudes por poner su granito de arena? ¿Dónde deben dirigirse?

Por ahora no tenemos ningún equipo formado, pero nuestro objetivo es que sea lo más heterogéneo posible, de forma que estén representadas el máximo número de realidades. Pero, por supuesto, estamos abiertos a la participación de los jóvenes. De momento está previsto realizar un diálogo con jóvenes representantes de todos los arciprestazgos, para poder hacer un análisis de la realidad diocesana sobre el que se pueda fundamentar nuestro proyecto. Cualquier joven que esté interesado en participar está invitado.